jueves, 17 de diciembre de 2009

Cómo voy a olvidarme, Víctor Manuel

El cantautor asturiano Víctor Manuel ha sido uno de los pocos artistas españoles que le ha echado narices y se ha pronunciado con una de sus últimas canciones sobre el delicado asunto de la Memoria Histórica, y más concretamente, sobre la búsqueda y apertura de las fosas del Franquismo. Por esta iniciativa le han llovido varapalos de gente que vivió aquellos años de ignominia y no está por la labor de recordar, o de jóvenes inconscientes que se han creído el cuento de que es mejor no remover el pasado.

Yo soy un firme convencido de que cuanto más doloroso y amargo es ese pasado más conviene recodarlo con objeto de no repetirlo. Y el ejemplo más claro lo tenemos estos días, con los obispos una vez más metidos en política, jaleando a las masas y enterrando los hocicos donde ni Dios ni el hombre lea han dado carta blanca. Calentando el ambiente al igual que determinadas emisoras de radio y cabeceras de prensa, "crispando el ambiente", como ellos mismos dicen para intentar ocultar torpemente su espinazo de lobo con una escueta piel de cordero.

La cuestión de las fosas comunes es dolorosa, peor aún, vergonzosa. Pero más patético todavía resulta escuchar a gente que tiene a sus muertos bien enterrados, aducir que no entiende por a qué hay que andar metiendo las palas en las cunetas para remover esos cadáveres. ¡Y a usted, caballero -o señora, que no quiero discrimar-, qué narices le importa! No son sus difuntos los que, mal enterrados , como dicen la canción, "ni mueren ni reposan". ¿Acaso le incomoda, le produce cierto ardor de estómago, que los que durante cincuenta años no pudieron reclamar a sus familiares asesinados quieran ahora enterrarlos con decencia, y no dejarlos olvidados peor que a un perro, junto a una tapia o una cuneta?

En mi familia tuvimos la suerte de no tener que lamentar ninguna tragedia de esta índole, pero puedo comprender perfectamente a quien sí se acueste cada noche sin que nadie le haya podido confirmar nunca qué pasó de verdad con su esposo, hermano, padre o abuelo. Y es de desalmados, de inconscientes, de tristemente engañados, el intentar convencer a estas personas de que no intenten dar paz a sus almas localizando los restos de esos seres queridos. ¡Y es que es evidente! Como escribe Víctor Manuel en esta canción: "¿Cómo voy a olvidarme, de todas las derrotas, de tantas humillados, de las familias rotas? ¿Cómo voy a olvidarme, de sueños imposibles, de tantos invisibles, y de tantas victorias?

Mucha suerte a quienes no se resistan a olvidarse, a quienes lo siguen intentando. Mi incomprensión para quienes se siguen oponiendo.

Cómo voy a olvidarme

Cómo voy a olvidarme,
Si el olvido es mi memoria,
De qué debo olvidarme,
Están hablando en broma.

Cómo voy a olvidarme,
Solo olvidan los bobos,
Que reescriben la historia,
Para borrarlo todo.

Cómo voy a olvidarme,
¿Dónde pongo las sombras?
Solo quiero saber
¿Dónde están los que sobran?

Cómo voy a olvidarme,
De todo aquí y ahora,
Lo diga quien lo diga,
O el padre santo de Roma.

Cómo voy a olvidarme,
De todas las derrotas,
De tantas humillados,
De las familias rotas.

Cómo voy a olvidarme,
De sueños imposibles,
De tantos invisibles
Y de tantas victorias.

Cómo voy a olvidarme,
Si tengo el disco duro,
Rebosando hasta el borde,
Que alguien venga y lo borre.

Cómo voy a olvidarme,
Ya se que les estorba,
Que se habrán las cunetas,
Que se miren las fosas.

Y que se haga justicia,
Sobre todas las cosas,
Que los mal enterrados,
Ni mueren ni reposan.

Cómo voy a olvidarme,
De esa turba furiosa,
De esos años de plomo,
Y curas con pistola.

Cómo voy a olvidarme,
De todas las derrotas,
De tantas humillados,
De las familias rotas.

Cómo voy a olvidarme,
De sueños imposibles,
De tantos invisibles
Y de tantas victorias.

Como voy a olvidarme,
De los años vividos,
No se acaba el camino,
Y aún estamos vivos.

martes, 15 de diciembre de 2009

Seven Spanish angels, Willie Nelson y Ray Charles

Willie Nelson y Ray Charles, dos grandes del country y el soul (habría que preguntarse cuál es cuál, dado que ambos lograron notables creaciones en ambos registros), poniendo voz al tema Seven Spanish angels, 'Siete ángeles hispanos'.

Escrita por Eddie Setser y Troy Seals, la canción narra la historia de dos amantes mexicanos que son sorprendidos cuando intentan cruzar la frontera ilegalmente. Aunque no se dan más datos, al estar basada en hechos reales, sabemos que el grupo que interceptó a la pareja no era de la policía fronteriza, sino una suerte de justicieros que a lo largo de varias décadas se han tomado la justicia por su mano den algunas zonas de la frontera para dar ejemplo a los "espaldas mojadas". De ahí que el protagonista de la canción tenga miedo de lo que pueda ocurrir: "si me llevan con ellos a Texas no me dejarán salir con vida".

El final se perfila dramático, con el sacrificio de los amantes en una lucha que saben perdida antes de empezar. Puro lirismo crepuscular.

Siete ángeles hispanos

Él miró sus ojos azules y dijo:
“reza una oración por mí”
Ella le abrazo y susurró:
“Dios nos mantendrá libres”.
Podían escuchar acercarse a la patrulla, y él dijo:
“Ésta es mi lucha final.
Si me llevan con ellos a Texas
no me dejarán salir con vida”.

Había siete ángeles hispanos
en el altar del Sol.
Rezaban por los amantes en el Valle de las Armas.
Cuando la batalla se detuvo y el humo se aclaró,
hubo un trueno desde el trono,
y siete ángeles hispanos
llevaron otro ángel a casa.

Ella buscó y cogió el arma,
aún humeante en su mano.
Dijo: “Padre, perdóname,
no puedo seguir sin el hombre al que amo”.
Sabía que el arma estaba descargada.
Sabía que no podía ganar
Pero su última plegaria fue escuchada,
y los rifles dispararon una vez más.

Había siete ángeles hispanos
en el altar del Sol.
Rezaban por los amantes en el Valle de las Armas.
Cuando la batalla se detuvo y el humo se aclaró,
hubo un trueno desde el trono,
y siete ángeles hispanos
llevaron otro ángel a casa.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Don't let the bastards get you down, Kris Kristofferson

La carrera musical de Kris Kristofferson, en lo que producciones discográficas se refiere, comenzó a declinar a finales de los setenta, adentrándose en un largo y oscuro túnel de casi dos décadas. La causa de esa travesía por el desierto tuvo mucho que ver con el acentuado activismo político en el que se vio envuelto el actor y cantante a lo largo de los ochenta.

Sus principales acciones en ese sentido fue la grabación de dos discos contundentes, Repossessed (1986) y Third World warrior (1990). Es éste último, 'El guerrero de la Tercera Guerra', el que recoge las canciones más interesantes, entre ellas, la seleccionada para inaugurar este blog.

El disco se abre con toda una declaración, "Si no le gusta, señor, no me importa", para proseguir con un recorrido por denuncias de diversos conflictos internacionales en los que la administración estadounidense había jugado un papel bastante activo, desde el cautiverio de Nelson Mandela a los desaparecidos durante la dictadura Argentina o la lucha de los rebeldes sandinistas en Nicaragua.

La canción elegida es Don' let the bastards (get you down), que podríamos traducir como 'No dejes que los bastardos te desanimen'. Actualmente es una de las más populares de Kristofferson en sus recitales, convenientemente actualizada. Y no es que sea una gran canción, pero sólo esa línea, interpretada con la fuerza habitual de Kris, vale por todo el tema. Destila energía, rabia y compromiso.

Por otro lado, la canción tiene también una historia curiosa relacionada con Sinéad O´Connor.

El 3 de octubre de 1992 la cantante acudió al programa Saturday Night Live como invitada musical. Interpretó a capella el tema War, de Bob Marley, como protesta por los abusos sexuales de sacerdotes de la Iglesia Católica, cambiando para la ocasión el término "racismo" por "abuso de menores". Al terminar, esgrimió ante la cámara una foto del Papa Juan Pablo II mientras gritaba "¡El mal!". Al tiempo que la rompía, vociferaba "¡Lucha contra el verdadero enemigo!". El escándalo estaba servido.

Dos semanas después se celebraba en el Madison Square Garden un multitudinario concierto por los treinta años de carrera de Bob Dylan. Sinéad O'Connor estaba entre los asistentes, y tenía previsto cantar I believe in you. El público la recibió con abucheos, y tras varios minutos de tensa espera y algún intento por empezar a cantar, decidió interpretar War una vez más con toda su rabia. Dejó el escenario hecha polvo.

Kristofferson, que había resaltado el valor y el compromiso de O'Connor al presentar su actuación, acudió a abrazarla y le susurró: "Hey, Sid, don't let the bastards get you down".


No dejes que los bastardos te desanimen

Están matando bebés en nombre de la libertad.
Ya hemos pasado antes por esta triste situación.
Nos dejaron meter mano más de lo que deberían
y ahora es muy tarde para engañarnos.

Hemos visto a los asesinos, a los visionarios
Asesinatos a sangre fría ante tus ojos
Ellos tienen hoy el poder, el dinero y las armas
Está volviéndose difícil escuchar sus mentiras.

Sólo me pregunto lo que hubiera hecho mi padre
si hubiera visto en lo que han convertido su sueño.
Tengo que seguir fiel a lo que me enseñó:
"Intenta decir la verdad y mantente en tu sitio.
No dejes que los bastardos te desanimen"

(Hablado)
Bombardearon Bagdad hasta devolverla a la edad de piedra
Sin parar durante 40 adías.
Los mataron en sus casas y en sus autopistas.

Ahora, después de una década de sanciones paralizantes
estamos hablando de volver allí
y hacer lo mismo de nuevo.
Luchar contra el terrorismo.

Sólo me pregunto lo que hubiera hecho mi padre
Si hubiera visto en lo que han convertido su sueño
tengo que seguir fiel a lo que me enseñó:
"Intenta decir la verdad y mantente en tu sitio.
No dejes que los bastardos te desanimen"

domingo, 29 de noviembre de 2009

La poesía es un arma cargada de futuro, Gabriel Celaya y Paco Ibáñez

Gabriel Celaya, nacido en Hernani (San Sebastián), en 1911, es uno de los poetas españoles inscritos en la que se dio en llamar Generación del cincuenta o del "Medio siglo". Éstos se caracterizaban, entre otras cosas, por emplear una poética realista, dando relevancia en sus textos a las cuestiones sociales, y entendiendo la mayoría que la poesía, el arte en general, tenía o debía tener una función política o moral. De ahí que la literatura de estos autores acabase adquiriendo, casi más por encima de cualquier otra generación, un carácter testimonial de grupo.

Traductor de Rilke, Rimbaud y Paul Eluard, Celaya recibió en 1986 el Premio de las Letras Españolas y en 1987 el Premio Nacional de Literatura, y ha quedado para la historia de la literatura española como uno de los principales impulsores de la poesía social, poesía al servicio de algo, concebida -en sus propias palabras- como una “herramienta para transformar el mundo”. Un poema concreto de Celaya es el que mejor condensa de hecho ese motor creativo de la generación de autores anteriormente citada, esa necesidad vital por tomar partido a través del arte: La poesía es un arma cargada de futuro.

Fallecido en 1991, Celaya trabó gran amistad con el cantautor Paco Ibáñez, cuya obra se centra en la musicación de grandes poetas españoles, la mayoría de ellos marcados por la persecución, la censura o el asesinato. Ibáñez adaptó diversos textos de Celaya, entre ellos el que ahora nos ocupa. Además de acompañar el poema con una actuación del artista valenciano, añado una curiosa versión de Serrat, que desconocía hasta ahora, a partir de la musicación de Ibáñez.

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo,
cultural por los neutrales, que lavándose las manos
se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren.
Y canto respirando. Canto y canto y cantando
más allá de mis penas,
de mis penas personales, me ensancho,
me ensancho.

Quiero daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso, con técnica, que puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España,
a España en sus aceros.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.

Paco Ibáñez


En voz de Joan Manuel Serrat, una versión muy poco difundida